martes, 27 de agosto de 2013

IN MEMORIAM MANUEL MIGUEL DE PRIEGO

Por Vladimiro del Prado.-
Diario la República - Viernes, 30 de abril de 2004 |

Hace un año nos dejó el talentoso escritor, periodista, investigador y profesor universitario Manuel Miguel de Priego. Su producción escrita más fecunda y fructífera se dio en los últimos trece años de su vida, precisamente a partir de 1990, año en que se le detectó la dolorosa enfermedad que finalmente lo condujo a la muerte. Pareciera que Manolo hizo un solemne y perentorio convenio consigo mismo: concentra toda su inteligencia, energía y vitalidad que le restaba en dar a luz textos valiosos y profundos sobre literatura e historia y, de esa forma, prolongar su existencia más allá de la desaparición física.

En 1970 publicó "VALDELOMAR Y SU TIEMPO" que fue su tesis para graduarse en la Universidad San Luis Gonzaga de Ica. Luego de un paso prolongado por el periodismo y la política, en 1992 edita "VALLEJO, EL ADIÓS Y EL REGRESO", conjunto de artículos y ensayos periodísticos donde encontramos un Vallejo que acompaña a los seres humanos a mejorar su mundo y aproximarnos a la fraternidad universal.

En 1999, dedicado ya a plenitud a la docencia e investigación universitaria, el Fondo Editorial del Congreso publica "LA CIUDAD Y EL TIEMPO: PISCO, PORRAS Y VALDELOMAR" con ensayos de Waldemar Espinoza, Pablo Macera, Ricardo Silva Santisteban y una visión suya sobre Valdelomar en ese puerto sureño.

Sumergido ya en una batalla final contra la enfermedad que minaba su organismo, sale a luz el año 2000 "VALDELOMAR, EL CONDE PLEBEYO", su obra más ambiciosa y lograda que constituye, quizás, la biografía más importante sobre el autor de "El Caballero Carmelo", producto de casi una década de paciente investigación de archivos y visitas a los lugares donde transcurrió la azarosa existencia del genial y controvertido escritor [iqueño]. Su obra final "CÉSAR VALLEJO, ENSAYOS Y REPORTAJES", editada a fines del 2002 por el sello de la Pontificia Universidad Católica, es una compilación completa, voluminosa y analítica de la numerosa obra no poética de nuestro vate universal.

A los amigos más queridos los solemos recordar por algunas vivencias anecdóticas y en ciertos casos trascendentes. En el caso de Manolo no podremos olvidar jamás su conversión fluida y culta, su palabra aluviónica y puntual pero, sobre todo, su prodigiosa e ilustrada memoria que nos hacía recorrer, con sorprendente versación, los más diversos tópicos de la cultura universal. Tuve oportunidad, en el último tramo de su vida, de compartir con él y Gustavo Espinoza una intensa jornada de trabajo, cuando pergeñábamos el libro de homenaje a Jorge del Prado promovido por el Congreso de la República. En su sencilla y ordenada casa de Jesús María estuvimos encerrados varios días seleccionando fotos y materiales, haciendo notas y textos contagiados, en todo momento, por su singular entusiasmo y rigurosidad académica para que siempre estuviera el dato preciso y la palabra adecuada.

El no pudo estar en la presentación por su delicada salud -a los pocos meses falleció- pero su aporte fue invalorable y así lo hicimos notar. No sería exagerado afirmar que con Manuel Miguel de Priego se fue gran parte de la historia hablada y comprometida de nuestro país y su vasta formación humanista perdurará a través de sus numerosos alumnos y amigos por todo lo que nos enseñó y transmitió.


 ¡Un abrazo interminable para ti, Manolo, y no olvides de recordarnos, cotidiana, cariñosa y a veces gruñonamente que la vida debe ir acompañada siempre de acciones y hechos que hagan progresar a la humanidad!

Tomado de:
 http://www.larepublica.pe/30-04-2004/memoriam-manuel-miguel-de-priego-por-vladimiro-del-prado

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