martes, 27 de agosto de 2013

ABRAHAM VALDELOMAR NO FUE SANLUISANO

El recordado maestro peruano Manuel Miguel de Priego, licenciado en educación por la Universidad San Luis Gonzaga de Ica, publicó el año 2000, el libro "Valdelomar, el Conde Plebeyo" una  extensa y acuciosa biografía del poeta iqueño, con  magníficas fuentes verbales, bibliográficas y fotográficas.
El autor haciendo una remembranza a la niñez del poeta, explica que este vivió en Ica de 1888 hasta 1892, en la calle Arequipa #286. Cumplidos los cuatro años de edad toda su familia cambia de domicilio a la ciudad de Pisco, siendo su nuevo domicilio la calle Grau # 260. Sitúa cronológicamente en aproximadamente 9 años de edad el inicio escolar de Valdelomar, comenzando el primero de los tres grados de la educación primaria que existía en aquellos años.

El profesor Manuel de Priego, en la nota 27 a pie de página de su libro, explica lo siguiente: “Abraham Valdelomar estudió los dos primeros años de su instrucción primaria en Pisco (Y NO EN ICA NI EN EL COLEGIO SAN LUIS GONZAGA, que tuvo sección primaria sólo en el siglo XX),  según se establece por los referentes autobiográficos de sus cuentos como “El Vuelo de los cóndores” y “Los ojos de Judas”. Con toda probabilidad, en 1897 y 1898, asistió a la Escuela de Varones del Puerto también denominada Escuela Trujillo, después Escuela # 3 de la Playa, y, en la segunda década del siglo XX, Centro Escolar de la Playa “Saavedra”  [Página 29].

Pasan los años y a comienzo de 1899, el padre de Valdelomar se traslada a Chincha Alta con toda su familia. El pequeño Abraham inicia su tercer grado de estudios primarios en la Escuela Municipal #3, siendo Director del plantel el maestro Anselmo Abad De La Cruz. Ampliando más detalles acerca de estos datos, el autor explica en la nota 42 a pie de página: “La Escuela Municipal #3 estaba situada en el Pago de Pilpa, a poca distancia de la estación del ferrocarril Chincha Alta-Tambo de Mora […] Al concluir el año, [el pequeño Valdelomar] recibió diploma y medalla de plata por su aprovechamiento y conducta […]” [Página 37].


En marzo de 1900, el padre Anfiloquio Valdelomar, su hijo de igual nombre y el adolescente Abraham Valdelomar (próximo a cumplir los doce años), se dirigen a Lima. Un vapor de la época los traslada desde Tambo de Mora hasta el puerto del Callao. Encontrándose en la capital, Abraham y su hermano fueron matriculados en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, donde el futuro poeta inicia el primer año de secundaria. Dentro de sus maestros  rescatamos la ilustre presencia del iqueño Doctor en Derecho Cesáreo Chacaltana y el Doctor en Ciencias Enrique Guzmán y Valle. Siendo alumno de tercer año, editó en 1903 junto a su compañero guadalupano, Manuel Augusto Bedoya Lerzundi, la publicación cultural escolar “La Idea Guadalupana”. Actualmente no se tiene ejemplar original alguno en ninguna biblioteca peruana y se desconoce su contenido.

EXPOSICIÓN "ABRAHAM VALDELOMAR Y EL CUENTO MODERNISTA"



EXPOSICIÓN "ABRAHAM VALDELOMAR Y EL CUENTO MODERNISTA"

DÍA Y HORA: 28 de agosto de 2013, a las 19:00 horas.
LUGAR: Jr. Ancash 207, Centro Histórico de Lima, Antigua Estación de Desamparados.

Están todos invitados a la inauguración de la exposición "ABRAHAM VALDELOMAR Y EL CUENTO MODERNISTA", que se inaugura en la CASLIT (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima) el miércoles 28 de agosto, a las 7:00 p. m. El motivo de esta muestra es conmemorar los 100 años de publicación de "EL CABALLERO CARMELO", cuento fundacional de la tradición literaria nacional y considerado el primer cuento clásico de la literatura peruana.

En esta exhibición podrá conocerse la vida y obra del escritor iqueño, a través de fotografías y videos sobre su legado literario. También podrán verse escenas del Palais Concert, centro de reunión de la bohemia limeña y los intelectuales de la época, donde Valdelomar era una figura central.

Más información: http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?p=11393

IN MEMORIAM MANUEL MIGUEL DE PRIEGO

Por Vladimiro del Prado.-
Diario la República - Viernes, 30 de abril de 2004 |

Hace un año nos dejó el talentoso escritor, periodista, investigador y profesor universitario Manuel Miguel de Priego. Su producción escrita más fecunda y fructífera se dio en los últimos trece años de su vida, precisamente a partir de 1990, año en que se le detectó la dolorosa enfermedad que finalmente lo condujo a la muerte. Pareciera que Manolo hizo un solemne y perentorio convenio consigo mismo: concentra toda su inteligencia, energía y vitalidad que le restaba en dar a luz textos valiosos y profundos sobre literatura e historia y, de esa forma, prolongar su existencia más allá de la desaparición física.

En 1970 publicó "VALDELOMAR Y SU TIEMPO" que fue su tesis para graduarse en la Universidad San Luis Gonzaga de Ica. Luego de un paso prolongado por el periodismo y la política, en 1992 edita "VALLEJO, EL ADIÓS Y EL REGRESO", conjunto de artículos y ensayos periodísticos donde encontramos un Vallejo que acompaña a los seres humanos a mejorar su mundo y aproximarnos a la fraternidad universal.

En 1999, dedicado ya a plenitud a la docencia e investigación universitaria, el Fondo Editorial del Congreso publica "LA CIUDAD Y EL TIEMPO: PISCO, PORRAS Y VALDELOMAR" con ensayos de Waldemar Espinoza, Pablo Macera, Ricardo Silva Santisteban y una visión suya sobre Valdelomar en ese puerto sureño.

Sumergido ya en una batalla final contra la enfermedad que minaba su organismo, sale a luz el año 2000 "VALDELOMAR, EL CONDE PLEBEYO", su obra más ambiciosa y lograda que constituye, quizás, la biografía más importante sobre el autor de "El Caballero Carmelo", producto de casi una década de paciente investigación de archivos y visitas a los lugares donde transcurrió la azarosa existencia del genial y controvertido escritor [iqueño]. Su obra final "CÉSAR VALLEJO, ENSAYOS Y REPORTAJES", editada a fines del 2002 por el sello de la Pontificia Universidad Católica, es una compilación completa, voluminosa y analítica de la numerosa obra no poética de nuestro vate universal.

A los amigos más queridos los solemos recordar por algunas vivencias anecdóticas y en ciertos casos trascendentes. En el caso de Manolo no podremos olvidar jamás su conversión fluida y culta, su palabra aluviónica y puntual pero, sobre todo, su prodigiosa e ilustrada memoria que nos hacía recorrer, con sorprendente versación, los más diversos tópicos de la cultura universal. Tuve oportunidad, en el último tramo de su vida, de compartir con él y Gustavo Espinoza una intensa jornada de trabajo, cuando pergeñábamos el libro de homenaje a Jorge del Prado promovido por el Congreso de la República. En su sencilla y ordenada casa de Jesús María estuvimos encerrados varios días seleccionando fotos y materiales, haciendo notas y textos contagiados, en todo momento, por su singular entusiasmo y rigurosidad académica para que siempre estuviera el dato preciso y la palabra adecuada.

El no pudo estar en la presentación por su delicada salud -a los pocos meses falleció- pero su aporte fue invalorable y así lo hicimos notar. No sería exagerado afirmar que con Manuel Miguel de Priego se fue gran parte de la historia hablada y comprometida de nuestro país y su vasta formación humanista perdurará a través de sus numerosos alumnos y amigos por todo lo que nos enseñó y transmitió.


 ¡Un abrazo interminable para ti, Manolo, y no olvides de recordarnos, cotidiana, cariñosa y a veces gruñonamente que la vida debe ir acompañada siempre de acciones y hechos que hagan progresar a la humanidad!

Tomado de:
 http://www.larepublica.pe/30-04-2004/memoriam-manuel-miguel-de-priego-por-vladimiro-del-prado